viernes, 17 de abril de 2015

El lavavajillas, liberador de la casa

La invención del lavavajillas viene del siglo XVIII el modelo era de accionamiento manual y fue inventado con el fin de preservar la preciada colección de porcelana china de la señora, la cual sufría mucho al ver como sus criados la manipulaban con no demasiado cuidado.

El lavavajillas ha evolucionado mucho desde entonces, se le agregaron componentes eléctricos, se automatizó su funcionamiento, hasta llegar a lo que hoy conocemos como lavavajillas.

Cuando el lavavajillas llego a los hogares españoles junto con las lavadoras ayudo a que tuvieramos una gran cantidad de tiempo que antes debía invertir en lavar y fregar ropas, platos y vasos de forma manual. Este tiempo nos dio la oportunidad de salir de casa y relacionarse con el mundo que la rodea.

El funcionamiento del lavavajillas es muy simple, se colocan los platos, vasos y otros utensilios de cocina a lavar en su interior, en las bandejas extraíbles las cuales están diseñadas para colocar una gran cantidad de platos y vasos permitiendo el paso de agua entre ellos. En la parte inferior de las bandejas hay unas aspas que giran expulsando agua y jabón, según corresponda, hacia arriba limpiando y aclarando los platos y vasos.

El lavavajillas necesita de una toma de corriente, una entrada de agua y un desagüe.

En cada uso hay que añadir la dosis de detergente lavavajillas adecuada.

Usar el lavavajillas ya es un ahorro de agua y tiempo frente al lavado manual, pero aun así, es posible ahorrar en el uso del lavavajillas.

No realices lavados a media carga, pues dos lavados a media carga gastan mucho más que uno de carga completa.


No aclares los platos antes de meterlos al lavavajillas, basta con quitarles los restos grandes con un tenedor para evitar averías y que queden manchas en los platos y vasos.

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