La invención del lavavajillas viene del siglo XVIII el
modelo era de accionamiento manual y fue inventado con el fin de preservar la
preciada colección de porcelana china de la señora, la cual sufría mucho al ver
como sus criados la manipulaban con no demasiado cuidado.
El lavavajillas ha evolucionado mucho desde entonces, se le
agregaron componentes eléctricos, se automatizó su funcionamiento, hasta llegar
a lo que hoy conocemos como lavavajillas.
Cuando el lavavajillas llego a los hogares españoles junto
con las lavadoras ayudo a que tuvieramos una gran cantidad de tiempo que
antes debía invertir en lavar y fregar ropas, platos y vasos de forma manual.
Este tiempo nos dio la oportunidad de salir de casa y relacionarse
con el mundo que la rodea.
El funcionamiento del lavavajillas es muy simple, se colocan
los platos, vasos y otros utensilios de cocina a lavar en su interior, en las
bandejas extraíbles las cuales están diseñadas para colocar una gran cantidad
de platos y vasos permitiendo el paso de agua entre ellos. En la parte inferior
de las bandejas hay unas aspas que giran expulsando agua y jabón, según corresponda,
hacia arriba limpiando y aclarando los platos y vasos.
El lavavajillas necesita de una toma de corriente, una
entrada de agua y un desagüe.
En cada uso hay que añadir la dosis de detergente
lavavajillas adecuada.
Usar el lavavajillas ya es un ahorro de agua y tiempo frente
al lavado manual, pero aun así, es posible ahorrar en el uso del lavavajillas.
No realices lavados a media carga, pues dos lavados a media
carga gastan mucho más que uno de carga completa.
No aclares los platos antes de meterlos al lavavajillas,
basta con quitarles los restos grandes con un tenedor para evitar averías y que
queden manchas en los platos y vasos.
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